viernes, 4 de marzo de 2011

Los hombres, parte I


Antes de empezar esta homilía, quisiera dar las gracias a las maravillosas mujeres que comentaron la entrada anterior. Cuando regresé del trabajo, abrí el archivo para agregar un par de cosas más, pero dispuse no hacerlo después de leer los comentarios de mis lindas ninfas cibernéticas, quienes apuntalaron muchas de las cosas que iba a añadir, y unas cuántas más. Muchas gracias.


Los hombres, qué maravillosas criaturas –dejo por supuesto que solo me referiré a los varones en esta entrada-. Nos creemos el sexo fuerte, libre de fallas, emocionalmente más resistentes. Para que vea usted, hasta nos jactamos de que miamos parados. Pues fíjese que aquí empieza el primer problema: si bien es cierto que orinar parado es conveniente, nada en esta vida viene de choto (¿quiere coger con su mujer? Cásese, de lo contrario póngale candado a su riata). Así, si a una mujer que está orinando le entran ganas de echarse un pedo, tan las panchas manda el fax y listo; no obstante, si a un hombre a media miada le agarran sopores gástricos, más vale socar el esfínter so pena de encontrarse con un tamal de mierda en el calzoncillo.


Con las mujeres, senté un axioma (reflexionando, no sé si puedo calificar así a mis disparates), y creo que me servirá hacer lo mismo para planteamientos posteriores. Si la mujer desea ser como el hombre, entonces podemos asegurar lo siguiente -agárrese, voy a gritar de nuevo-:


EL HOMBRE DESEA SER COMO UN ANIMAL.


Para el hijo de puta con monóculo que está a punto de decir “ay ez que ezte tipo zi que ez un gil, zi el hombre de por zi ya ez un animal, obvio que va a zer como uno”, lo invito a que use su boca para fines más útiles, como hacerle un car wash con encerado incluido a la pija de Will Salgado. Pues verá, los hombres somos tan, pero tan estúpidos que entre más salvaje es nuestro comportamiento, más machos nos consideramos. Lo peor es que esto empieza desde chiquitos, ¿quién no recuerda la típica disputa de “mi papá es mas fuerte que el tuyo”? Por supuesto, esto evoluciona en el más que cliché “te voy a montar verga si te acercás a mi mujer”, y demás. Para que vea que no soy tan burro, déjeme darle un ejemplo más sutil: la música. El verdadero varón destruye-hímenes tiene que escuchar blackmetrashtalcore (definitivamente, las sinfonías y oratorios que le componen al diablo para que disfrute su Chianti Superiore en sus aburridas tardes infernales), porque todo lo demás es culerada. Mire, no es por criticar estos géneros, pero escuchar a Taz -el demonio de Tazmania de la Warner Brothers- es auditiva y musicalmente superior. Déjeme ir más lejos: ¿ha sido su hijo un accidente y todo intento abortivo fracasó? ¡Pare de sufrir! Póngale a todo volumen una de estas avernas composiciones a ese cerote a mitad de la noche y mírelo explotar. Por ende, al que no le guste Metallica, es culero. Al que no le guste el grunge, es culero doble. Al que le ponga un solo pero a Guns n' Roses, es tres veces culero y encima se le achaca disfrutar de la música de Britney Spears y Hilary Duff. Esto no solo implica perder el estatus de heterosexual –y digo “estatus” porque esto es lo más importante para un verdadero salvadoreño-, sino también toda credibilidad en la vida.


No nos quedemos allí. ¿Qué me dice de la forma de vestir? Ese es otro… no, lo siento, no puedo superar el punto anterior. Centrémonos ahora en otro tipo de música por la que también uno puede ser catalogado de vetusto, acabado, retrograda. Si no le gusta The Killers, no sabe de la buena música. Si no eyacula con Coldplay (no sé si va unido o no, me vale tantas vergas le quepan en el culo a Donato Vaquerano), no ha vivido. Si Lady Gaga no representa un símbolo de liberación, pues… ¿sabe qué? Se me acaban de venir una catazumbada de ideas la mente que se me habían olvidado sobre la entrada sobre las mujeres, si les interesa que las publique, háganmelo saber en los comentarios. De momento, ya me desvacilé y dejo el tema de la música hasta aquí, creo que ha quedado suficientemente claro. No se preocupe, aún hay mucho que tijeretear.


Siempre he pensado que los hipopótamos son animales interesantes. Son gordos y mierderos, tienen un semblante bien pendejo y juraría que su propio cerebro apelaría al suicidio si cobrara vida propia y se viera encerrado en una coraza tan mediocre. Ah, pero Dios no quiera que una de estas bestias se empute porque corren como si llevaran un generador de fisión nuclear en el culo y son más feroces que la erupción del Vesuvio. ¿Qué razones podrían detonar a estas bazookas de la naturaleza? Entre otras, que se deambule en su territorio y que se metan con sus hembras. No me parece mera casualidad que tanto el cuadrúpedo en cuestión como el mariachi salvadoreño –o ebriachi, si es que alguien aún se acuerda de eso- reaccionen de forma similar ante dichas situaciones. La diferencia es que cuando el cerdo gigante (el hipopótamo) deja quieto a su rival, le permite retirarse; el Rambo guanaco, por su parte, guarda un rencor más grande que los judíos por los tambos de gas hacia el agresor. No se ría, que es muy posible que usted sea de los que no soporta la idea que otro semental se quiera empotrar a su yegua, el solo pensamiento lo corroe. Y no me venga con mierdas, que mientras usted se dice a sí mismo con falso orgullo “que se la lleve, después le va a hacer lo mismo” su diafragma se contrae en sí mismo más estrepitosamente que la casa de los protagonistas de Poltergeist.


Dígame, ¿cuál es la gana de jurarle venganza eterna al que se atreva a conquistar a nuestras mujeres? La respuesta es bien sencilla: el orgullo por sobre el sentido común. El semental promedio no se pone a pensar que cuando le bajan a la mucura es porque el hombrecito en cuestión tiene algo mucho más interesante, sea física o intelectualmente. ¿Qué hacer, pues? Nada, a diferencia de los hombres, que nos vamos por aventuras y después siempre regresamos al cariño de la misma (para algunos, la mano), cuando una mujer ha decidido irse, se va, y pocas veces cambian de opinión. No hay razón de querer matar al tipo, ese es comportamiento de orangutanes… no, ni siquiera de dichos animales, pues ni los insectos matan por convicción a uno de su misma especie. Imagínese, somos más cavernícolas que una piedra. Ni siquiera debe ser mujer de uno para celarla, solo con eso ya hay de qué pensar.


Hablando de menesteres trogloditas, no podemos ver una mujer bonita porque ya parecemos asta de bandera apuntando hacia los cielos. Eso está bien y es normal mientras que no afecte nuestro raciocinio, si es que hay. Verá, la mejor alegoría para definir la irregularidad de un hombre ante una mujer bien dotada por Jehová –que se jodan los genes, ¡la sangre de Cristo tiene el poder!- es observando una verga parada: fíjese en dicho retoño de la virilidad y observe como, aún en su triunfo sobre la gravedad, el bombeo de sangre le hace vacilar levemente en su otrora disciplina militar. Dicho aumento en la potencia de la irrigación sanguínea puede convertir a un Neruda de los piropos y puteadas en un completo tatarata. Esto me lleva al siguiente punto: los hombres nos jactamos de que somos superiores a las mujeres ya que no nos viene la regla y, por consiguiente, no nos convertimos en Mr. Hyde cada mes. No es necesario, mis queridos neandertales, basta con que una mujer ande pavoneando las nalgas para que de la nada nos elevemos a un nuevo nivel del intelecto. Pongamos de ejemplo a José Pedro Rodríguez Martínez en dos situaciones diferentes para que veamos cómo un hombre pasa de ser un simple mortal a un Power Ranger de la labia:


José: No viejito, yo lo que creo es que vos no andas en la jugada porque no te llega Maiden, esa es música de hombrecitos; esa tu mierda de Hillary Spears nah, las buchas están buenas para un triqui trique pero hasta allí. A ver si te bajan los huevitos ya, así es el fútbol compadre.


José (ante una mujer bonita): Hola mi reina, ¿qué ondas pues? Hey, ¿cuál es esa rola que estás escuchando? Es que siempre me llego, hace años que salió y siempre quise saber cómo se llamaba. ¿Lucky, de la Spears? Ahhh, imaginate, ve, uno nunca sabe lo que le puede llegar, vea.


Es un asco ver como cambiamos de la nada ante mujeres que nos parecen atractivas. No sé si las mujeres notan esta actitud, pero es culpa de ellas el no reprender semejante hipocresía. No estoy condenando que un hombre demuestre, con su comportamiento, que tiene interés en hospedarse entre las piernas de una hembra, pero una cosa es demostrar fascinación y otra total idiotez.


Otra tontería que se me viene a la mente, y por consiguiente otro factor para medir la hombría, es el conocimiento sobre automóviles. Acepto que soy bien tonto y que no sé la diferencia entre un valero y una tijera, pero eso no implica que eso me convierta en una mujercita –que no tiene nada de malo, pero es el calificativo que le dan a uno-. Si bien es cierto que algunos personajillos sí conocen qué parte del carro va dónde, es triste enterarse de que la mayoría que se jacta de poder armar un carro entero con un desatornillador, un empaque vacío de condones y un Frutsi adquirieron sus conocimientos jugando Need For Speed o alguna barrabasada similar. Es como que yo quisiera ser un maestro de la equitación viendo un maratón de Mi Pequeño Pony en el canal 6.


**


Como el título implica, aún estoy editando la segunda parte, pues no me parece tan bien hecha como esta primera -ja-. Supongo que es porque no he dormido mucho y me cuesta enlazar algunas ideas y blasfemias. Permítanme descansar un poco, e intentaré darles la segunda parte lo antes posible.


Chepe


PD: Gracias por seguir leyendo estas estupideces, sé que soy inconstante, pero espero -pero es-pero, JA- haber logrado apaciguar las ansias con esta entrega.

3 comentarios:

Jimz dijo...

No soy quien para opinar sobre lo siguiente porque ni de lejos podría escribir(plasmar) mis ideas de tal forma como lo haces vos, pero en ciertas lineas las sentía como que te perdías entre idea y barrabasada, aun así me gusto la entrada =D a ver como sale la parte II

f.jimz

Chepe dijo...

Gracias, padre, lo tomaré en cuenta.

GaardCeteru dijo...

Bravo señor, me quedo esperando la segunda parte de ambos post. También sugiero uno de su visión sobre las relaciones interpersonales hombre-mujer... usted sabe... por aquello que dice que los hombres son de venus y las mujeres de marte.. ush! que diga.. al revés...