La conversación posterior, un tanto violenta, un tanto retrógrada, la plasmo a continuación:
-Así que fuiste a quemarte por gusto, Ramiro (nombre ficticio).
-¿Cómo que "por gusto"? ¡Esto es por una buena causa! - respondió él, un poco encadilado.
-¿No te has puesto a pensar que, si bien es cierto que "pior es nada", esta limosnilla que le dan a las familias no sirve para más que perjudicarlas? - pregunté yo, algo desafiante.
-¿Cómo así? - con esta pregunta, yo pensaba que seguiríamos ad infinitum con el interrogatorio mutuo.
-Para empezar, y para ponerlo en términos que vos entendés, solo se les proporcionan más "vacas" a los pseudo beneficiados; es decir, que esa casa subvencionada lo único que hace es dejar un hueco existencial y, por ende, hace que la gente se duerma en sus pañales esperando intervención divina o gubernamental para solucionar sus problemas. Se les está dando todo comido...
-Yo te entiendo, pero es que por lo menos ya no van a dormir en el suelo, o no sé... - respondió Ramiro, que se ponía más colorado conforme seguía la conversación.
-Tengo que aclarar que la causa es noble, Ramiro, pero la forma de hacerlo es mediocre. Para empezar, vos les estás construyendo una casa, no dándoles una cama, así que si dormían en el suelo antes, seguirán así aun con casa nueva - estaba un poco agitado para este momento, ya que no me gusta mucho el tema. Además -continué- te cuento que ese campamentillo no es más que una excusa para ir a amontonarse, enseñar los bíceps, y llorar lágrimas de cocodrilo cuando, disque conmmovidos por los vivido durante el día, los participantes dicen estar conscientes de que el país está "mal". Puta, ¡como que la única forma de darse cuenta de que la gente está cagada es yendo hasta el más perdido rincón de San Vicente! - exclamé, bastante airado.
-Mira, yo no he visto lo que vos, ni oído lo que vos -dijo Ramiro- pero quiero que me dejes darme cuenta de lo que es eso.
-Me parece justo, creo que eso es lo mejor que podemos hacer. Yo ya fui, hombre, lo viví. Es una lástima que no recuerde la cátedra que me dió un gran amigo mío, que en términos económicos me dijo exactamente lo que te comenté hoy... algún día te lo presentaré, para que te cuente. Quizás si te lo dice un colega te des cuenta de lo que hemos platicado hoy -repuse yo, alistándome para partir.
Queridos lectores, algún día, y eso es una promesa, publicaré lo que este amigo tuvo la dicha de exponerme en términos económicos. Por lo pronto, pasen buenas noches y que Morfeo los tenga en sus brazos. Amén.