sábado, 3 de abril de 2010

En cuanto a Roberto D'Aubuisson y Óscar Romero

Asesino patológico. Torturador. Mentiroso. El diablo mismo. ¡Con cuánto no se ha calificado al mayor Roberto D'Aubuisson (Dawison, por lo que resta de la entrada, para fines prácticos)! Pues bien, que es cierto. ¿Su mayor crimen? Haberse quebrado al arzobispo de la gente, al humilde "voz de los sin voz" y ave fénix del pueblo, Óscar Romero. O Monseñor Romero. O San Romero de las Américas. O San Monseñor Oscar Arnulfo Romero de las Américas delineadas por Amerigo Vespucci.

Sin embargo, Romero le debe tanto a Dawison como a su tata cuando decidio zamparle el ganso a su esposa. ¿Qué fuera Romero, hoy en día, si Dawison no hubiera decidido mandarlo al infierno -según él-? Seguramente, un ex arzobispo recordado por haber tenido una buena gestión -depende desde dónde se vea- y poco más. Valdría tanta o más verga que monseñor Urrutia, monseñor Rosa Chávez, Juan Bosco y todo sacerdote o actor que se haya declarado en contra de la represión gubernamental.

Resulta irónico, pues, que cuando Dawiwi ordenó matar a Romero -a modo de "hacer patria"-, haya elevado la fama e influencia del arzobispo de tal forma que, en vez de acabar de una vez por todas con un problema comparable a las ladillas, haya terminado con una mezcla de chancro y sífilis. Romero sabía esto. Es posible que, incluso, hasta lo haya buscado. No sería extraño, considerando los resultados: convertirse en un ícono, mártir y modelo a seguir para todo un país y -quien quita- todo un continente, ya no se diga una institución religiosa. No es descabellado suponer tal forma de pensar, ya que es constatado que Romero era una persona orgullosa. Muy orgullosa. No tiene nada de malo, es humano; así que al autoproclamarse "la voz de los sin voz" -que lo era- o que, de morir, resucitaría "entre el pueblo salvadoreño", estamos viendo al Romero visionario, que sabe que con su muerte no solo alebrestaría a las masas para armar un solo desvergue -gracia que duró 12 años y que sirvió para poco más que ni mierda-, sino que pasaría a formar parte importante en la historia de El Salvador.

Por tanto, no puede entenderse a Romero sin D'Aubuisson. Ni a Holmes sin Moriarty. Ni a Jesucristo sin Judas... ¡ni al Chavo del Ocho sin don Ramón!

Chepe

PD: Qué final más mierda.

PD: Mis respetos a Romero, tenía huevos y es trascendental para El Salvador.

6 comentarios:

Atticus dijo...

Correcto post, pero nada más. A estas alturas no creo que estés descubriendonos que un mártir sin verdugo (además de que, pues, no sería mártir) tiene la misma relevancia histórica que habrían tenido los hunos sin Atilla.

Chepe dijo...

Se sorprendería de ver cuán novedoso resulta esto que digo para mucha gente.

Atticus dijo...

Claro, claro, Romero está tan idealizado como la mayoría de personajes históricos y más aún siendo salvadoreño (maldito patriotismo), sin embargo me gustaría que no generalizara e infravalorara la capacidad mental del resto de sus lectores, regalándonos entradas menos obvias.

Chepe dijo...

Nunca he clasificado a mis lectores. Solo trato de escribir tan claramente como para que la mayoría lo entienda. Aguánteme un poco.

Atticus dijo...

Me parece excelente, siempre y cuando su fin último sea educar, si es así dejeme felicitarlo probablemente ha conseguido sembrar algunas dudas en un par de cabezas (las dudas a veces se convierten en ideas propias), aún así me gustaría conocer su opinión en cuanto a otros temas y quitando su afán alfabetizador, que por muy loable que sea no permite el intercambio de ideas cuando los interesados se pueden formar sus propias impresiones.

Lencho Campos dijo...

¿Quien sería el mas beneficiado con el asesinato de Monseñor Romero? Pues la guerrilla, claro esta... No me parecería ilógico pensar que fue la misma guerrilla quien lo mandó a matar e inculpar a la derecha del acto... y con un par de testimonios (porque en ningún momento hay evidencia física)la Comisión de la Verdad le declara culpable al tipo éste. Esta bien fácil culpar a cualquiera, mas aún si está muerto, con cinco, seis, diez "testimonios". El otro pudo presentar cinco, seis, diez o quince testimonios que no fue él. La guerrilla siempre ha buscado "mártires" y "tontos útiles" y si nos los encuentra..... se los manda a hacer, como es el caso de Monseñor Romero.