Anónimo ha dejado un nuevo comentario en su entrada "El Salvador, hoy": espero que este comment no regrese para atormentarme pero ahora que trabajas dandole soporte tecnico a juegos del FACEBOOK sera mejor que te rebajes al subsuelo vos solo antes que alguien mas lo haga xq me atrevo a decir que ese tiene que ser uno de los trabajos mas pendejos del mundo
Pues, sí: debo repartir mi tiempo, de ahora en adelante, entre mis estudios universitarios y el trabajo. Sin embargo, debo preguntarle, concienzudo lector, ¿desde cuándo un trabajo es denigrante, rascuache, innecesario o "pendejo"? Siempre he dicho que en este blog se me puede insultar de la forma que se quiera, cuando se le venga la gana, pero un "axioma" como el anterior merece convertirse en una entrada de esta fosa sanitaria.
He aquí, pues, la tercera entrega de "El Salvador, hoy".
Los juicios de valor del salvadoreño común
El salvadoreño, por naturaleza, no soporta el éxito ajeno y, por consiguiente, se le alebresta la paloma (mujeres, incluidas -y esto lo explicaré en la siguiente entrada, pinky promise-) más que a un castor con parkinson al ver la vida de alguien reducida a leña. Hace mucho tiempo, en una de mis entradas, sostuve que los salvadoreños no decendíamos de los simios, sino de los perros porque todo lo vemos en un maravilloso blanco-negro que nos gusta presumir de Technicolor -dese cuenta de que hasta en las comparaciones somos retrasados mentales-. Así, por ejemplo, tenemos a emires de la política (de fonda para alcohólicos) que aún creen que el FMLN está llevando a este país a la victoria infinita, a las minervas de escoba y trapeador que defienden la inmolación de todo miembro de pandilla como la única solución para ponernos a la par de Dubai en cuanto a economía y caché se refiere o a personillas graduadas -con honores- de la Universidad "Plaza Sésamo" (UPS) cuyo gran aporte socio-filosófico es que trabajar ahora no solo proporciona estatus, si no que encima lo quita.
Por supuesto, aquellos que hacen semejantes afirmaciones no pueden ser menos que decanos de Harvard, Oxford o Yale; seguramente, son de ese tipo de líderes que despojan a Rupert Murdoch de News Corporation con un solo resoplido de sus orificios posteriores; a lo mejor, gente que nace con la suerte de que papi y mami le dejen la vida arreglada. Personajes, pues, que de ostentar un cargo público no bajarían de la Cámara de los Lores; que harían que Dios mismo convirtiera a Júpiter en sólido para clamarlo como su latifundio; cuyo intelecto deslumbra hasta al mísmisimo Metratrón, el más excelso y poderoso de los ángeles, mano derecha y portavoz de Yahvé.
Gentecilla como tal es la que hace afirmaciones como la anteriormente mencionada, con alegorías tan fenomenales e innovadoras que serían presa inmediata de Thomas Edison. No entiendo. ¿Por qué habría de rebajarme al subsuelo porque trabajo en una compañía de servicio al cliente? ¿Qué hay debajo del subsuelo que podría salvarme de cualquier tipo de estigma social que mi trabajo podría acarrearme, aparte del infierno? Por cierto, ¿rebajarme? ¿En serio? Según la Real Academia de la Lengua Española (RAE), esto significa "1. tr. hacer más bajo el nivel o superficie horizontal de un terreno u otro objeto". Por tanto, no comprendo que indicación me está dando usted para purificar mi alma del pecado de querer pagar mis estudios y cuentas del hogar. Entonces, ¿por qué habría de tomar semejante consejo? Ah, sí, permítame hacer un arreglo: ¿por qué habríamos?
Verá, mi tontín ejecutor, al querer insultarme, ha incluido a una cantidad considerable de personas que hacen exactamente lo mismo que yo. Pobres diablos (porque debemos rebajarnos al subsuelo) que tenemos que soportar, como podamos, un fenómeno tan fabuloso e inverosímil -como la Siguanaba- para usted: la crisis económica. Tenemos familias que mantener, gastos que realizar y, para algunos, ver cómo le hacemos para estudiar. Por el simple hecho de querer lanzarme un dardo usted se ha cargado a la clase trabajadora salvadoreña que detenta un cargo que no requiere más que título de bachiller y conocimiento avanzado de inglés. Casi nada para usted, mi políglota congéner.
Por otro lado, ¿usted cree que lo hacemos por nuestro gusto? Qué persona, en su sano juicio, no quisiera pasar en una marrana ociocidad contando como entran los billetes, como usted. Desgraciadamente, la vida no está solucionada para gentezuela como nosotros, y menos para mí, que me aferro a espacios como este para poner quietos a mentecatos, como usted. Nosotros tenemos que dar la cara todos los días para que nos abofeteen, injustamente, por una oportunidad que, para muchos, se presentaba como única en un clima laboral tan inestable, no como otros que, tras una viñeta de "Anónimo" se refugian de las salvajadas que espetan a diestra y siniestra, porque no tienen el valor de dar respaldo a lo que piensan, porque bien saben que sus opiniones son, "me atrevo a decir, de las más pendejas del mundo".
Ahora, bien, como tengo mejores cosas que hacer, en este momento, lo dejaré con mis tres conclusiones de este intercambio intelectual tan interesante y sustancioso:
1) Un trabajo nunca va a denigrar a nadie. Entiéndalo. Usted se refiere a los "juegos del FACEBOOK" ("del", ja) de forma despectiva, pero recuerde que hasta maravillas como Metal Gear Solid 4, Mass Effect o Final Fantasy X necesitan de gente que ayude a otra a jugarlos.
2) Usted nunca ha trabajado por necesidad, pues alguien que sí lo ha hecho no dice tanta sandez en menos de nueve líneas.
3) Usted me conoce, y no se atreve a decirme las cosas a la cara; mucho menos, que se las diga yo a usted.
***
Pido perdón si parece que me he tomado a pecho el desvarío de nuestro amigo, pero no soporto a aquellos que tras el anónimato del internet se creen Superman y se dedican a ofender a quienes no se lo merecen. Bajo lo sentado en la última línea, yo me lo merezco. Mis compañeros de trabajo, no.
Chepe
PD: Gracias por esperar, a los que lo hicieron, por esta entrada.