viernes, 4 de enero de 2013

El humor (El Salvador, parte, 7)


Desde hace meses, juré no volver a escribir en este sitio por tres razones: primero, porque hablar de política no le hace ningún bien a nadie; dos, las herejías y blasfemias no fluían como antes y tres, porque esto no es más que un tugurio de vulgaridad. Además -cuarta razón-, solo unos cuantos fieles me pedían el pan de cada día -sus nombres quedarán en el anonimato para que este parnaso de inmundicia no afecte sus futuras campañas presidenciales. Aún así, por su insistencia, aunada a ciertas tendencias salvadoreñas cuya exposición casi diaria le provocó una metástasis fortuita a mi vesícula seminal, no tengo más remedio que eyacular este inconveniente mental.

No voy a hablar hoy de memes, Baktún o gente que cree en la pronta toma de posesión de Chávez, si no de tres temas que brotan cada vez que alguien quiere darle aún más alegría a la chistada comunal, sin darse cuenta de que lo único que brinda a la broma es un fétido tonel de mierda.

Alguien podrá argüír que la gente se ríe.


También las hienas se ríen antes de destazar a su víctima.


El apocalipsis zombie


Night of the Living Dead, película que popularizó a los muertos vivientes dirigida por George Romero, es uno de esos filmes que muchos fans del género adoran. Hay muchas secuelas, pero se considera esta como la mejor de la saga por su impacto cultural. Los salvadoreños que añoran un puto apocalipsis zombie, en su mayoría, jamás han visto dicha película. Algunos, y esto no es mentira, piensan que George Romero es John Romero, uno de los creadores del videojuego Doom y de la talagüashtada de guano titulada Daikatana.  


John Romero, hartate una perolada de mierda.

¿De dónde han sacado la idea, entonces? Sin duda, no ha sido de The Walking Dead, mucho menos del cómic en el que se basa la serie. Eso sería darle mucho crédito a estas personas. Todo se debe a cierto juego que no (repito: NO) está basado en zombies: Call of Duty: World at War. En dicho juego, usted puede revivir la eterna satisfacción de meterle una bomba molotov por el culo a un japonés durante la Segunda Guerra Mundial por enésima vez, quedarse detrás de una pared para degollar al primer cabrón que pase en el multijugador o descubrir cuánto tiempo aguanta repeliendo interminables tropeles de zombies nazis dentro de una casa. No voy a mentir, dicho modo de juego resulta divertido, más jugándolo con amigos. 

50% muerte, 50% odio al Talmud

Luego de que este volado se popularizara en Xbox Live y PSN, y la súbita fama del show arriba mencionado, la gente no para de hablar del puto apocalipsis zombie. Desde imágenes con la leyenda "El objeto a tu derecha es tu arma en un apocalipsis zombie, ¿estás preparado?" y hasta aplicaciones para iPhone en la que usted puede convertir el retrato de Studio Light de su hija de cinco años en un gif animado que solo podría salir de las pesadillas de Satanás, la sola posibilidad de que la abuela alcohólica y el tío pervertido regresaran llenos de esteroides del averno se ha vuelto deliciosa. 

Para empezar, muchas de las personas que juran amor por un suceso más terrorífico que la segunda venida de Cristo (recuerden, Él viene a decidir quién se salva y quién se harta una gloriosa verga erecta) dicen estar mentalmente preparadas. Si tenemos en cuenta que el rango de edades de quienes lo profesan es entre los 12 y los 27 años, podemos estar de acuerdo que es una mentira por las siguientes razones:

1. Los niños (12-15) se cagarán del susto en cuanto vean caminando de nuevo al tío pederasta.
2. Los adolescentes (16-23) masculinos solo buscarán darle rienda suelta a sus hormonas cuando vean a la mamá rica de la vecina sin mayor poder de decisión; las mujeres, creerán que es una situación "Twilight" e irán, cabeza de frente, directo al primer zombie que vean.
3. Los adultos (24-30) seguramente son mantenidos por su mamá, aún. 

En los tres escenarios, todos acaban muertos. 

Ahora que lo pienso mejor, sería lo mejor  que podría pasarle a estas personas que no se pueden sacar la frase "yo ya estoy listo para el apocalipsis zombie, fijate, puuuuuyyaaaaa" de la trompa. 


Odio a Justin Bieber


¿Qué tienen en común los metaleros, testigos de Jehová y las vacas? No hay NADA que les pueda demostrar lo contrario respecto de que sus creencias los convierten en los únicos salvos sobre la tierra (DIO, Jehová y pasto, respectivamente). También, odian desmesudaramente a Justin Bieber. Para los primeros, es la muerte de la música como la conocemos; para los segundos, un símbolo de las vanalidades que este mundo ofrece; para nuestras bovinas amigas, es la diferencia entre McDonalds Angus Premium o una Biggest Selecta. 

"Si vuelvo a escuchar que ese cabroncito se inventó Somebody to Love, más te vale llevarte un rosario en tu próxima visita al baño, hijueputa"

Hay que admitir que Justin Bieber es un ícono pop gigantesco. Aquellos que lo detestan por su desproporcionado ego, ¿acaso no era lo máximo si alguien nos alababa por alguna mierdita? Ahora, imagínense a este cerote, que con 13 años (creo) se volvio hiper millonario y que le llueven mujeres que hasta se rapan la cabeza si escuchan algún rumor de que su héroe tiene cáncer como signo de empatía. ¿Es justo juzgarlo por eso? Puta, si ustedes, mujeres, con andar con un cabrón que pudiera tocar guitarra ya se sentían la Lisa Marie Presley de Ayutuxtepeque; hombres, ya el solo hecho de coger con su también menor de edad novia los hacía, indiscutiblemente, el experto en romance y sexualidad entre sus amigos.

¿Qué hay de su música? Pues no hay nada, y ese es el problema. Si la letra no habla de las travesías de un enano cretino que se vuelve caballero andante (metaleros), de qué tan bueno es Dios (testigos de Jehová) o el nuevo jingle de McDonalds (vacas), entonces no sirve. Sin embargo, no recuerdo haber presenciado semejante odio por Madonna, Britney Spears, Backstreet Boys, N'Sync, etc. Son de la misma calaña, y tuvieron una explosión en el medio de igual impacto que Bieber. Voy a ir más lejos: Luis Miguel. "Luismi" fue el Justin Bieber latinoamericano mucho antes de que éste nadara en el jacuzzi escrotal de su padre: empezó muy joven, era guapo, lo seguían mujeres, hacía covers de Michael Jackson y no escribía ninguna de sus canciones. No obstante, nadie me dejará mentir que junto a la de Vicente Fernández y José José, su música es la preferida de TODOS para emborracharse durante penurias amorosas. 

"Mientras yo cantaba Cuando calienta el sol, tu mamá perdía la virginidad. Pensando en mí"

Todo conduce a que odiar a Bieber es el método de aceptación social más fácil que hay. Si usted dice que le gusta Baby frente a un grupo de hombres, su masculinidad será invalidada por siempre. En el caso de las mujeres, es más fácil encontrar a aquellas que andan música de este tipo en su reproductor portátil, pero siempre están aquellas que quieren pasar de hipsters, metaleras o nihilistas -sin saber qué significa eso, por supuesto-, y admitir simpatía por Bieber sería la forma más rapida de ser tachadas de fresas, superficiales y consumistas.

En mi caso, su música me es indiferente -me da un poco de risa el break del negro en la canción Baby-, y estoy esperando, ardientemente, al nuevo ídolo pop y cuánto odio puede generar en las masas.


La familia Díaz

Estuve expuesto al "dramática, estúpida" horas antes de ver el clip original. Cuando no supe cómo reaccionar, la persona con quien hablaba me vio raro, y me reclamó no saber de la broma en cuestión. Regresé de la universidad, lo busqué, y quedé impresionado. La forma en que tres personas podían hacer el ridículo y dejar frases legendarias para el colectivo salvadoreño (como "aquí ya se armó la casa de putas". Ni a mí, en mis más grandes delirios de embriaguez, se me hubiera ocurrido algo tan mágico) fue revelador. Participé de las bromas un par de días con la gente que me las lanzaba. Ahora, como esa bailarina del LIPS en sus piernas que está bonita pero que la empieza a sentir jugada por el mamarracho aún ataviado con su uniforme de Simán con quien estuvo antes, la broma se ha vuelto intolerable. 

Cada vez que alguien se queja de la tontería que sea, siempre habrá un alfil de la comedia lanzando un "dramático/a", al que todos responderán, al unísono, "estúpido/a". Esto sucederá durante toda la reunión. Todos se reirán. Quienes me conocen, saben que soy relativamente paciente cuando me siento incómodo, pero cada vez que esa broma pasa del sexto encore, mi ano comienza a reclamar protagonismo para enseñarle de humor a mis compañeros, augurándome tribulaciones fecales y ridículo eterno.

El George Carlin del cuerpo humano

Yo comprendo que cuando la gente hace el ridículo en televisión nacional (como Ciro Cruz o "Fregan Blair") se vuelve un hito, pues no sucede con mucha frecuencia. Hacerlo parte del habla y humor salvadoreño ya es demasiado -a excepción de la "casa de putas", eso debería ser incluído en la Oración a la Bandera-. ¿Cuántas veces se pueden repetir las palabras "dramático" y "estúpido" sin sentirse como tal? 

No estoy en contra de ridiculizar a la gente por sus locuras frente a los medios de comunicación, pero hay que saber discernir qué debemos rescatar de tales maromas y qué no. Porque si la casa de putas es olvidada en favor de esos dos adjetivos, lo primero que voy a hacer es cortarme la verga y ocuparla, contundentemente, para destruir a todo aquel que repita la broma frente a mí.

Así me recordarán las naciones, pero con mi pene en vez de la flauta.

************


Por desgracia, sé que dichas tendencias permanecerán por mucho tiempo, así que debo retirarme a YouJizz para alcanzar el punto más algido -y peligroso- de mi erección.


Chepe