domingo, 31 de octubre de 2010

Los juicios de valor del salvadoreño común (El Salvador, hoy [parte 3])


Le soy sincero: al momento de querer escribir la tercera parte, se me había olvidado totalmente de qué se trataba, por lo que decidí darme cierto tiempo porque, como dice La Biblia, "pide y se te dará". Resulta que, hace un par de minutos, me cayó un mensaje de un usuario ("anónimo", como no podría ser de otra manera), que reza más hermoso que un poema de Neruda:

Anónimo ha dejado un nuevo comentario en su entrada "El Salvador, hoy": espero que este comment no regrese para atormentarme pero ahora que trabajas dandole soporte tecnico a juegos del FACEBOOK sera mejor que te rebajes al subsuelo vos solo antes que alguien mas lo haga xq me atrevo a decir que ese tiene que ser uno de los trabajos mas pendejos del mundo

Pues, sí: debo repartir mi tiempo, de ahora en adelante, entre mis estudios universitarios y el trabajo. Sin embargo, debo preguntarle, concienzudo lector, ¿desde cuándo un trabajo es denigrante, rascuache, innecesario o "pendejo"? Siempre he dicho que en este blog se me puede insultar de la forma que se quiera, cuando se le venga la gana, pero un "axioma" como el anterior merece convertirse en una entrada de esta fosa sanitaria.

He aquí, pues, la tercera entrega de "El Salvador, hoy".

Los juicios de valor del salvadoreño común

El salvadoreño, por naturaleza, no soporta el éxito ajeno y, por consiguiente, se le alebresta la paloma (mujeres, incluidas -y esto lo explicaré en la siguiente entrada, pinky promise-) más que a un castor con parkinson al ver la vida de alguien reducida a leña. Hace mucho tiempo, en una de mis entradas, sostuve que los salvadoreños no decendíamos de los simios, sino de los perros porque todo lo vemos en un maravilloso blanco-negro que nos gusta presumir de Technicolor -dese cuenta de que hasta en las comparaciones somos retrasados mentales-. Así, por ejemplo, tenemos a emires de la política (de fonda para alcohólicos) que aún creen que el FMLN está llevando a este país a la victoria infinita, a las minervas de escoba y trapeador que defienden la inmolación de todo miembro de pandilla como la única solución para ponernos a la par de Dubai en cuanto a economía y caché se refiere o a personillas graduadas -con honores- de la Universidad "Plaza Sésamo" (UPS) cuyo gran aporte socio-filosófico es que trabajar ahora no solo proporciona estatus, si no que encima lo quita.

Por supuesto, aquellos que hacen semejantes afirmaciones no pueden ser menos que decanos de Harvard, Oxford o Yale; seguramente, son de ese tipo de líderes que despojan a Rupert Murdoch de News Corporation con un solo resoplido de sus orificios posteriores; a lo mejor, gente que nace con la suerte de que papi y mami le dejen la vida arreglada. Personajes, pues, que de ostentar un cargo público no bajarían de la Cámara de los Lores; que harían que Dios mismo convirtiera a Júpiter en sólido para clamarlo como su latifundio; cuyo intelecto deslumbra hasta al mísmisimo Metratrón, el más excelso y poderoso de los ángeles, mano derecha y portavoz de Yahvé.

Gentecilla como tal es la que hace afirmaciones como la anteriormente mencionada, con alegorías tan fenomenales e innovadoras que serían presa inmediata de Thomas Edison. No entiendo. ¿Por qué habría de rebajarme al subsuelo porque trabajo en una compañía de servicio al cliente? ¿Qué hay debajo del subsuelo que podría salvarme de cualquier tipo de estigma social que mi trabajo podría acarrearme, aparte del infierno? Por cierto, ¿rebajarme? ¿En serio? Según la Real Academia de la Lengua Española (RAE), esto significa "1. tr. hacer más bajo el nivel o superficie horizontal de un terreno u otro objeto". Por tanto, no comprendo que indicación me está dando usted para purificar mi alma del pecado de querer pagar mis estudios y cuentas del hogar. Entonces, ¿por qué habría de tomar semejante consejo? Ah, sí, permítame hacer un arreglo: ¿por qué habríamos?

Verá, mi tontín ejecutor, al querer insultarme, ha incluido a una cantidad considerable de personas que hacen exactamente lo mismo que yo. Pobres diablos (porque debemos rebajarnos al subsuelo) que tenemos que soportar, como podamos, un fenómeno tan fabuloso e inverosímil -como la Siguanaba- para usted: la crisis económica. Tenemos familias que mantener, gastos que realizar y, para algunos, ver cómo le hacemos para estudiar. Por el simple hecho de querer lanzarme un dardo usted se ha cargado a la clase trabajadora salvadoreña que detenta un cargo que no requiere más que título de bachiller y conocimiento avanzado de inglés. Casi nada para usted, mi políglota congéner.

Por otro lado, ¿usted cree que lo hacemos por nuestro gusto? Qué persona, en su sano juicio, no quisiera pasar en una marrana ociocidad contando como entran los billetes, como usted. Desgraciadamente, la vida no está solucionada para gentezuela como nosotros, y menos para mí, que me aferro a espacios como este para poner quietos a mentecatos, como usted. Nosotros tenemos que dar la cara todos los días para que nos abofeteen, injustamente, por una oportunidad que, para muchos, se presentaba como única en un clima laboral tan inestable, no como otros que, tras una viñeta de "Anónimo" se refugian de las salvajadas que espetan a diestra y siniestra, porque no tienen el valor de dar respaldo a lo que piensan, porque bien saben que sus opiniones son, "me atrevo a decir, de las más pendejas del mundo".

Ahora, bien, como tengo mejores cosas que hacer, en este momento, lo dejaré con mis tres conclusiones de este intercambio intelectual tan interesante y sustancioso:

1) Un trabajo nunca va a denigrar a nadie. Entiéndalo. Usted se refiere a los "juegos del FACEBOOK" ("del", ja) de forma despectiva, pero recuerde que hasta maravillas como Metal Gear Solid 4, Mass Effect o Final Fantasy X necesitan de gente que ayude a otra a jugarlos.
2) Usted nunca ha trabajado por necesidad, pues alguien que sí lo ha hecho no dice tanta sandez en menos de nueve líneas.
3) Usted me conoce, y no se atreve a decirme las cosas a la cara; mucho menos, que se las diga yo a usted.

***

Pido perdón si parece que me he tomado a pecho el desvarío de nuestro amigo, pero no soporto a aquellos que tras el anónimato del internet se creen Superman y se dedican a ofender a quienes no se lo merecen. Bajo lo sentado en la última línea, yo me lo merezco. Mis compañeros de trabajo, no.

Chepe

PD: Gracias por esperar, a los que lo hicieron, por esta entrada.

sábado, 9 de octubre de 2010

El Salvador, hoy (parte 1 & 2)

Ando emputado. Esta entrada debería haber salido hace una semana, pero me han tenido tan del fondillo con las clases, entregas, parciales, et al, que no me ha quedado tiempo ni de masturbarme, y apenas puedo sintonizar el canal 17 por las mañanas para ver a mi pastor general sermonear con toda la autoridad que le otorga su acta de injuria legal por trata de blancas… perdón, de querer ingresar a su “hija” ilegalmente a Estados Unidos. No es por tales razones que mi carácter está más inestable que el Vesubio, sino por que cada día me doy cuenta de que El Salvador es la analogía inversa de la Academia de Platón, pues en vez de ser un centro de conocimiento, es una letrina, y en vez de estar cundida de filósofos… bueno, usted ya sabe.

No me dan ganas de abrir los periódicos ni de ver a Arenacho. Nada. No tengo, por consiguiente, ganas de ocupar lenguaje soez de aquí en adelante en la entrada. Ni blasfemias. Así pues, sin más tardanza (porque ya no se me ocurre que más escribir aquí aparte de los temas a tratar), me dispongo a abrir las nalgas para que usted conozca los tormentos que me oprimen.

Mentí, putearé un poquito.

Estado actual de los artistas salvadoreños

Parece que es pecado, en este país, aspirar a algo más que conserje, dependiente de tienda, periodista –para lo que no se debe tener título para ejercer-, amante del gordo Max, pastor evangélico o diputado. El caso más sonado y reciente ha sido el de King Flyp, cuyo único pecado es ser más autóctono que preguntarle a alguien de qué “sabor” quiere su “coca”, cuando me parece más talentoso que Almas Gemelas, quienes, claramente, concentran el talento en su atractivo sexual. En fin, no es ese el punto de este primer set escatológico –relativo a la mierda, no a ultratumba-, sino a dos temas que me tienen bastante calcinado: la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) y los actores de teatro en general.

La OSN ha tenido un año duro, y ciertamente ha sido así para quienes gustamos de irlos a ver, aunque sea de vez en cuando. Al último concierto al que “asistí” –porque se suspendió-, tenían cinco meses de no cobrar el escalafón designado. A lo mejor no lo han cobrado aún, y no me extrañaría: parece que para Héctor Jesús Samour, secretario de la Secretaría de Cultura –ja-, les hace un favor dándoles la “oportunidad” para que los muchachitos puedan tocar sus juguetes en un escenario. No sé cuán instruido respecto a la “alta cultura” sea don Jesús, pero, por su pedigrí –apellido-, esperaría que, al menos, bachiller de colegio fuera. En todo caso, si de plano no sabe más que contar billetes, entendería su más que nefasta gestión respecto al tema hasta el momento, basada en que un burro no sabe hacer más que cosas relativas a burros, por dar una analogía sin afán de atacar, por supuesto; no obstante, sería más descarado de su parte ser docto en el tema, más aún teniendo en cuenta que muchos de los músicos de la OSN viven de lo que les pagan, y que, aún así, no asuma las responsabilidades que le atañen al mejor estilo de Poncio Pilato, el santo de los que se hacen los majes. Por supuesto, en caso de que ya se haya resuelto lo del escalafón, lo felicito y expreso mi satisfacción a los músicos. Si no, don Jesús, no sea como “La Chelona” Rodríguez, sumo pontífice actual del INDES, que de conocimientos deportivos solo retiene el recordatorio que le hizo Hungría en el 82 a “La Selecta” y cuyo mayor reconocimiento internacional es que Fernando Palomo se acuerde de vez en cuando de él en sus narraciones futbolísticas de ESPN, y actúe acorde a su puesto y sus capacidades.

Lo siguiente, concierne a los actores de teatro de El Salvador. Este es un gremio muy particular, porque para pertenecer a este, se deben cumplir ciertos criterios: 1) vestirse extravagante; 2) peinarse extravagante; 3) hacer desde malabares, clown –porque decir “payasadas” es vulgar-, zancos y hasta monociclo.; 4) conocer todas las películas de Almodóvar y todo cineasta español sobrevalorado; 5) lo mismo que el punto anterior, pero respecto a todo lo que venga de Argentina; 6) hablar con acento; 7) no bañarse; 8) conocer y recitar de memoria toda la poesía de Benedetti, los cuentos de Cortazar, Borges y Roberto Gómez Bolaños; 9) ser del FMLN. Para el resto de los mortales, los actores no son más que adultos que no han dejado de ser niños. Así de escueto.

Por desgracia, esta idea de que los actores ejercen su profesión por el simple hecho de ir a jugar con palos, trajes y maquillaje trasciende de manera inverosímil y frustrante, para el actor, y útil y conveniente para las partes interesadas. Hablo, en específico, de las productoras de comerciales televisivos, radiales y cinematográficas. Según esta gente, el actor debe rendir pleitesía y recibir una mierdésima del salario del que merece porque, pues, su “recompensa” es haber sido tomado en cuenta. ¿Sabe qué es lo peor? Que hasta los actores forman parte de semejante injusticia, pues se ha convertido en tabú preguntar cuánto se les remunerará por temor a ser vetados por alebrestarse por algo tan “banal” como el dinero. Les pondré dos ejemplos personales: el año pasado, participé para la campaña de San Valentín de Claro, y si no es porque les insistí varias veces por mi paga, no me dan el dinero; este año, rodé un videoclip que, Satanás mediante, tendrá la oportunidad de hostigarle dentro de poco. Respecto a este trabajo, estuve desde la 1:00 pm hasta las 3:00 am, sin parar, aguantando lluvia, sucio hasta la ingle –porque lo requería mi papel- y escuchando la misma alabanza desde las 7:00 pm hasta que terminamos, y aún no sé si me van a pagar o no. Sí, yo también caigo dentro del grupo de los que no hacen respetar su trabajo. Aún así, dejo claro que yo no soy un artista, todo lo contrario: soy un aficionado –gordo y culón- a la música y al teatro, y practico dichas artes según mi condición de fan. Mis gustos musicales no pasan de Paquita la del Barrio y Grupo Marrano, y ya con eso puede irse haciendo una idea de qué tan útil es mi opinión en la anterior exposición.


Sobre Blanca Cecilia Navarro


Si no reconoce el nombre de vergazo, le refresco la memoria: ella es la pobre hija de puta –no hay descripción más certera- que terminó pagando la chistosa ocurrencia de Johnatan Durán, quien asesinó a un pobre diablo –de nuevo, certera- del INFRAMEN. No me voy a meter en la valoración de si la repartición de años y diferencia de residencia de estos durante la purga de sus pecados es justa o no, porque no vale la pena golpearse el pecho por un sistema judicial tan deficiente que ni Tomás Moro lo hubiera podido arreglar –especialmente, con abogados como Rodolfo Parker, a quien le debemos la Ley de Control de Medios, o como putas se llame-.


Para muchos, sin embargo, la condena de Blanca es justa y merecida, pues tuvo la “osadía” de reírse tal cual hubieran matado un tacuazín. Reírse ante las cámaras. No: que las cámaras las captaron riéndose. Vamos a ver: una muchacha de 20 años, por muy cagada que este, no pasará todos los días sumida en depresión, ¡faltaba más! Yo también, si estuviera en una situación similar, me amparara en mi buen humor para pasar el mal trago (y futuras macanas que amordazarían mi culo en caso de ir a la cárcel). Pero no: los camarógrafos de televisión y periódicos tenían que tomar la foto en cuestión, de la niña riéndose, y satanizarla ante la vista pública, que tiene el discernimiento intelectual de un tomacorriente. Ese fue el fin para un juicio justo y su posible reinserción futura en la sociedad: cuando esta mujer, ya de 40 años, salga del reclusorio, ¿cómo cree que la van a recibir? ¿Cómo una ex convicta buscando redimirse de sus actos pasados buscando un trabajo honesto, o como la cabrona que se cagaba de la risa por haber matado al del INFRAMEN?


Lo gracioso de todo es que su único pecado fue haberse sacado el cincho, como sucede en todo encuentro entre muchachos de estas dos instituciones, y haber salido en la foto junto con Durán, que dicho sea de paso solo estará siete años en un centro correccional de menores. Entonces, ¿por qué condenamos a Blanca? ¿Qué culpa tiene ella de que Durán anduviera una navaja y que se le haya ocurrido hacerle una vasectomía al otro cabrón? Solo puede haber una explicación, y está ligada al revuelo que se armó por la publicación de las fotos de un menor de edad, con datos completos, cometiendo un asesinato. Para La Prensa Gráfica y El Diario de Hoy, Blanca era su chivo expiatorio para salir del desvergue en el que se metieron por no saberse la Constitución o por querer pasarse como paráclitos de la verdad. No comprendo como es posible juzgar la conciencia de una persona según una foto con su pie respectivo de un plumífero sin educación que se hace llamar periodista.


Para colmo, y para que se de cuenta, le proporciono a continuación, intactos, los comentarios del pueblo respecto a la noticia (fuente: elsalvador.com):


* 20 anos! tendras Blanca Navarro para seguierte riendo, Desgraciada!! Ojala y te pudras MALDITA!!!

francisco

Jueves, 30 de Septiembre de 2010 - 14:01:30


* Nuestro Pais necesita a Jesùs en sus corazones, para que exista un verdadero amor como hermanos Salvadoreños, las leyes de nuestro pais no son cuerdas, dejan mucho que desear.

Marin - antonia8383@hotmail.com

Jueves, 30 de Septiembre de 2010 - 13:53:23


* esperen a que a estos jueces y fiscales, les maten a un hijo de ellos, ahi van a olvidar que son menores de edad estos criminales, ya que ellos son consiente de lo que cometen,deberian de aplicarles la ley, de no ser asi, 7 años pasan rapido, saldra aun joven y volveria a matar, y a esta mujer cuidado y se comporta como loca para q le den libertad

Carlos

Jueves, 30 de Septiembre de 2010 - 12:26:06


* en realidad la raíz de todos los problemas incluyendo el desafuero juvenil depende de la falta de educación espiritual principalmente en los hogares, si todos pusieramos en practica valores espirituales seria muy diferente, la verdad solamente Jehová Dios cambiara toda esta situación, ningún gobierno frenara esta ola de delincuencia que afrontamos

claudia de hernandez

Jueves, 30 de Septiembre de 2010 - 11:36:57


El primer comentario es el mejor ejemplo de lo que les exponía. Por desgracia, no tengo en estos momentos la edición en papel, donde salían alrededor de 15 comentarios puteando a la pobre bicha. Los otros tres son un chiste, pero no por eso menos errados y característicos de nuestro acervo intelectual. Con gente que le encomienda la delincuencia a Dios Padre Nada Poderoso –y no quiero ni pensar cuánto tiempo se ha mantenido esta práctica, con obvios resultados-, es imposible pedir un discernimiento racional porque todo quieren que lo haga y deshaga Papa Chus.



(Parte 3, terminada. Buscar la siguiente entrada. O sea, la que está arriba de esta)